Relevancia ecológica y científica
La Reserva de la Biosfera El Vizcaíno es considerada como zona de refugio de especies, tanto de origen templado, como subtropical constituyendo un corredor biológico transpeninsular arcaico con núcleos de endemismo, tanto de flora como de fauna.
La Reserva está incluida en la subprovincia del Desierto de El Vizcaíno donde la precipitación anual es del orden de los 70 mm con una alta evaporación que sobrepasa los 1,000 mm. Esta característica tiene implicaciones adaptativas en los organismos que los ha llevado ha seleccionar mecanismos muy eficientes en su economía metabólica.

Dado que los complejos lagunares y esteros se encuentran en excelentes condiciones de conservación, la migración anual de aves por la ruta del pacífico encuentra en la Reserva extensas áreas de descanso y alimentación bajo absoluta protección que reciben a miles de aves marinas, playeras y rapaces que se alimentan en los ricos litorales de la Reserva y de la península, tanto en invierno como en verano. Asimismo, los mamíferos marinos que transitan por los litorales y las lagunas encuentran en las aguas de la Reserva protección, refugio y alimentación,así como condiciones que posibilitan fenómenos como la arribazón de la ballena gris, que utiliza las lagunas de la Reserva como sitio de reproducción durante su migración invernal anual.

Dentro de los vasos de concentración de la salina de Guerrero Negro se desarrollan procesos biológicos relevantes en términos de la producción de oxígeno a través de la formación de tapetes microbianos que dan una idea clara de como pudo haberse desarrollado en sus inicios la vida en nuestro planeta ya que es posible que tapetes de algas y bacterias halófilas similares a los encontrados en las salmueras concentradas de los vasos pudieron producir, posiblemente, el oxígeno de nuestra atmósfera en órdenes de magnitud gigantescas.
En ambientes similares en lo que se refiere a los procesos ecológicos presentes en el área, cabe destacar el alto grado de conservación de la mayor parte de la Reserva con muestras de deterioro mínimas y que es posible la restauración de todos los componentes de sus ecosistemas; tal es el caso, de los berrendos que han tenido, afortunadamente, un refugio en la Reserva y cuyas poblaciones aún es posible recuperar a los niveles existentes en el pasado.
La Reserva forma parte del gran Desierto Sonorense y sus afinidades con los ecosistemas xéricos del suroeste americano son múltiples y variadas y su conocimiento aún se encuentra prácticamente sin explorar, por lo que en el campo de la investigación todavía queda mucho por hacer para comprender mejor lo que esta gran región encierra. La relevancia ecológica de la península, su excelente estado de conservación, y los servicios ecológicos que aporta a la salud ambiental del pacífico oriental y del occidente de Norteamérica es incalculable en términos de captura de carbono.
Las extensas comunidades de especies florísticas aún intactas como los inmensos cardonales, izotales, pithayales, mezquitales, los bosques de cirios, palo fierro, torotes, copalquines, nopales, agaves, biznagas y los matorrales, conforman un mosaico continuo sin cambios significativos, de paisajes abiertos y llanuras así como de escarpados relieves inaccesibles, surcados por los profundos cañones de las serranías.
La gran productividad de los dos litorales de la Reserva y las lagunas y esteros hacen de ésta una de las regiones pesqueras más ricas del mundo, producto de condiciones ecológicas muy estables y que es indispensable comprender de manera más profunda para poder seguir generando la riqueza que produce.
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